Casi no resisto la tentación de tocarte. Cuando alzas la playera mis dedos quieren recorrer inmediatamente tu vientre y perderse en tu piel. Los colores que te adornan, las líneas, tus vellos que me invitan a besarte e ir bajando poco a poco mi boca hasta desear abrir tu pantalón.
Constantemente cuando te miro… recuerdo, tus dedos jugando con mi boca recién salidos de mi vagina, el sabor de ella y enseguida tus labios que me ayudan a limpiarte. Impaciente me tocas, cuando me besas pegas tu cuerpo, lo balanceas suavemente y siento crecer tu verga, y si bien he de confesar que en un principio no estaba excitada ese movimiento hace que inmediatamente moje mi entrepierna.
Parte de lo que más me gusta de ti son tus manos fuertes, que me tocan con desenfado, sin preocuparse, sabiendo que en ese momento mi cuerpo te pertenece, que solo esta deseando sentirte cerca, tu olor, tu saliva entre mis senos, tu boca mordiendo mi cuello. Hay veces que francamente me pierdo, me da miedo tocarte, por que me da miedo no poder controlarme y dejar alguna evidencia en tu piel. Pero deseo morderte, fuerte, marcar tu piel, dejarla roja, que de colores se pinte. Nunca te he mostrado las marcas de tus dientes en mi piel? Me fascina verlas, y ver que permanecen en mi, que son una especie de recuerdo o mejor aun un regalo excitante de ti para mi, el mejor que me puedes dar. ¿Te he dicho que me estremeces? ¿Que el solo contando de tus dedos en mi pecho es suficiente para desear abrirte las piernas? ¿Que me gusta cuando de manera tan especial me haces tuya entre sillas y folders? ¿Cuando entras en mi sin entrar y me provocas electroshocks que no deseo que terminen nunca?
¿Por que no me regalas tu lengua, tus dientes, tus dedos, tu olor?
Tus mejores besos son sabor café, podría besarte ampliamente, tienes la capacidad de intoxicarme de deseo.
La próxima vez bien podrías sentarme, amarrar mis manos, yo sin nada abajo por supuesto, solo mis calzones de nena obediente o prefieres unas medias y ligero?. Te dije que estoy dispuesta a hacer lo que me pidas, por que desde que me tocas te he dejado de ver solo como mi amigo, pero es que en realidad no es eso, es el simple hecho de que los amos y los esclavos no pueden ser amigos, no creo que este en el contrato. Y bueno, estoy ahí, sentada, y tu solo me usas, me haces saber que eres mi amo, que estoy ahí para que tu hagas lo que quieras de mi, y aunque no me guste, si lo deseas, debo de tragar tu leche caliente, o puedes abrir mis piernas quitar mi calzón y entonces penetrarme. ¿Que prefieres? ¿Un lápiz? ¿Un dildo? ¿Tu boca? ¿Tus dedos?... En ese instante mi vagina no es mía, la idea no seria jamás que me des placer, seria complacerte, saciar tus instintos, ya que mi única obligación es satisfacerte. Tu eliges la forma, ¿de acuerdo?
Hoy me voy a la cama con el apetito a flor de piel, el deseo insatisfecho, pensando en una sola cosa… tu cuerpo.